Ópera muda

ÓPERA MUDA

Para la presentación de la exposición en el vestíbulo del Teatro Tarragona.

Recitado del “Soneto de la guirnalda de rosas”, de Federico García Lorca

Sobre el silencio, con las manos teñidas de azul celeste, tracé un óvalo en el aire, utilizando mis brazos a modo de compás. El óvalo quedó impreso sobre el espacio. De repente, me distancié para poder observarlo. El óvalo dejaba al descubierto el impresionante megalito herido del Clot del Mèdol que, desde el centro, irradiaba geometrías y convertía el espacio en un gigantesco reloj solar. Un acto de agradecimiento a la tierra que permitió a nuestros ancestros romanos extraer la piedra para construir los monumentos de la ciudad, un ritual de la aristocracia de los arquitectos romanos, que engalana las tierras de Tamarit de Mar. Thamar, palabra árabe que significa palmera. Thamar, nombre de la hermana de Amnón, los bíblicos hermanos incestuosos del poema del “Romancero Gitano” de Federico García Lorca. Tamarit, bosque de palmeras, palmeral que también da nombre a la finca de Amèlia, la prima del poeta, personaje central de una de sus obras inconclusas, a la orilla de la Huerta de San Vicente en la Vega del Guadalquivir, en tierras de Granada.

Opera Muda Lorca 2015

El paisaje pintado es diferente al paisaje real y, sin embargo, conserva los rasgos y el carácter que le son propios. El dorado de la piedra y el verde frondoso del universo vegetal, este color predilecto que Lorca relaciona abiertamente con el erotismo y que simbólicamente tanto puede significar vida como muerte. Poesía pura. Verde y ocre rojizo como los colores del occidente de Cuba que tanto habían fascinado al poeta. El Mèdol, un espacio creado por la mano del hombre, tan cercano al lorquiano “Teatro bajo la arena”.

El relato que Lluis de Salvador nos ha dejado de la visita de Lorca al Clot del Mèdol en 1935, siguiendo el consejo, casi la imposición, del músico y compositor D. Manuel de Falla, es exquisito, no solo por el hecho de calificarlo de escenario único, sino porque, hablando de arquitectura, el poeta hace referencia a la extrema belleza de los cipreses. Posiblemente Falla conocía El Mèdol, porque a principios del siglo XX acogió los míticos “Concerts Natura”, que le otorgaron la denominación de Escenario Natural de Cataluña.

La percusión visual de la lluvia sobre las guirnaldas que conmemoran el 80 aniversario de la visita del poeta a Tarragona recuerda el sonido de los aplausos finales de un público entregado y emocionado, lluvia que ya nos bendijo cuando presentamos el libro “Lorca, la incògnita visita” (Work in progress) y ahora se concreta en un charco ovalado, forma inicial del espacio escénico, donde flotan algunos pétalos y un guante blanco como un nenúfar, piel de la piel, que nos muestra una enigmática clave, “Opera muda”, que, con la exposición de algunos de los estudios previos al tríptico, da título a la muestra. Opera muda, en la que la emoción se intensifica en el silencio de la pintura. El silencio, tan preciado en los tiempos actuales, invadidos por el bullicio permanente, que no nos permite escuchar la lejana voz de las estrellas ni la de la selva que se acerca.

Justo a unos metros de aquí donde estamos ahora, estaba el Teatro Moderno, donde Lorca estrenó sus obras, con Margarida Xirgu como mascarón de proa de su barco y donde Lluis de Salvador va entrevistar al poeta. Y volviendo a los “Concerts Natura” del Mèdol, nunca hubo un último concierto, porque el día en que estaba previsto, llovió a cántaros y se vieron obligados a suspenderlo. Al cabo de una semana, se celebró con todos los honores, aquí, en el antiguo Teatro Tarragona, que ocupaba este mismo espacio hasta no hace muchos años.

Este acto de inauguración abre el telón de los actos de conmemoración del ochenta aniversario de la visita de Lorca a Tarragona: “LORCATS TGN 80”. Y este tríptico que titulé “Una playa para ti” queda como el memorial de un deseo. El poeta, en la entrevista que le hizo Lluis de Salvador, dice que quería hacerse una casa en el Mediterráneo, es por eso que le pinté una playa, que ahora ya es una playa para todos los que, como Lorca, asumimos la incertidumbre como un ingrediente poético.

——————-Josep Maria Rosselló———————–

TRAGICOMEDIA LORQUIANA CARGADA DE MISTERIO

en cuatro interrupciones de una dormida

DIDASCALÍA

Un abrir y cerrar de ojos.

Como un abrir y cerrar de ojos.

En un abrir y cerrar de ojos.

La escena se ilumina tal como se abren los ojos.

Los ojos del espectador como una ventana hacia dentro.

Se abren los ojos del espectador tal como se ilumina la escena.

La acción transcurre en un abrir y cerrar de ojos.

Fugaz como un sueño.

La escena se oscurece tal como se cierran los ojos.

Abrir y cerrar los ojos.

Tantas veces como sea necesario.

Siguiendo las indicaciones del Autor.

DRAMATIS PERSONAE

Margarida Xirgu

El Periodista

El Poeta; después, el Arlequín, el Marinero, el Jugador de Rugby, el Payaso, el Prestidigitador,

el Catedrático de Economía y el Atleta

El Ciudadano Anónimo

Antoñito el Camborio

Ignacio Sánchez Mejías

Una mano republicana

Dos números de la Benemérita

Un Toro; después, el Minotauro

Una pandilla de Cabezudos

Salvador Dalí

Luis Buñuel

PRIMER ABRIR Y CERRAR DE OJOS

CIPRESES

Se abren los ojos.

La escena es ocupada por un bosque de cipreses.

Asoma la cabeza de entre el verde de un ciprés la Xirgu. Sonríe de cara al público. Se esconde.

Asoma la cabeza de entre el verde de otro ciprés el Periodista. Va a hablar, pero le da un

ataque de tos que no puede detener. Se esconde.

Asoma la cabeza de entre el verde de un tercer ciprés un Ciudadano Anónimo. Ruge como el león de la

Metro. Termina el rugido enseñando los dientes, malévolo. Se esconde.

Aparece el Poeta por uno de los laterales. Tiene la sensación de que alguien lo persigue. Camina de

prisa. Evita chocar con los árboles y gira la cabeza hacia atrás para comprobar si continúan

siguiéndolo. Al llegar al medio de la escena, se detiene. Busca algo en los bolsillos

de los pantalones.

Los ojos, rendidos de sueño, se cierran.

SEGUNDO ABRIR Y CERRAR DE OJOS

SEPULCROS

Se abren los ojos con tranquila despreocupación.

La escena es ocupada por una extensión de antiguos sepulcros. Al fondo, las puertas de hierro de la

Necrópolis.

El Poeta aparece por un lateral, saltando por encima de los sepulcros, como jugando a la

rayuela.

La losa de uno de los sepulcros se desplaza a un lado. Por el agujero que queda al

descubierto, asoma la cabeza Antoñito el Camborio.

La losa de un segundo sepulcro se rompe por la mitad. Uno de los fragmentos cae al interior. Por

el agujero libre, asoma la cabeza Ignacio Sánchez Mejías.

La losa de un tercer sepulcro se desplaza unos pocos centímetros. Sale una mano enarbolando

una bandera republicana.

En este momento se abre de golpe la puerta del fondo y aparecen las sombras negras

de dos números de la Benemérita.

Los ojos se cierran deprisa.

TERCER ABRIR Y CERRAR DE OJOS

EL TORO

Se abren los ojos con dificultad.

Con dificultad, vacilación y pena se mantienen abiertos.

Un toro monumental aparece en medio de la plaza del pueblo.

Detalles de Los fusilamientos del dos de mayo, de Goya, se proyectan sobre la piel del toro,

que de momento permanece inmóvil.

El Poeta emerge desde el patio de butacas y sube al escenario por una escalera lateral.

Poeta y cornudo se desafían solo con la intención.

De cada ventana y balcón que da a la plaza sale un Cabezudo ochocentista.

Momento de vacilación. Los ojos se cierran y abren repetidamente, como no queriendo dar

crédito a lo que ven.

Lo que ven es el Minotauro que, a golpe de testarazo, lanzando bufidos cargados de nubes

de color magenta, hace volar al Poeta que, a cada embestida, se transforma en Arlequín,

Marinero, Jugador de Rugby, Payaso, Prestidigitador, Catedrático de Economía y Atleta.

Los ojos, a pesar de todo, no pueden aguantar la presencia del monstruo y se cierran.

CUARTO ABRIR Y CERRAR DE OJOS

NAVAJA

Se abren los ojos muy abiertos, como presos de un gran asombro.

Hay unos cuantos cipreses aclarados, alguno raquítico. La Luna esquiva los cipreses.

El Poeta, en la misma posición que en el Abrir y cerrar primero, continúa buscando en los

bolsillos.

Al fondo, entre los cipreses, dos tricornios brillan a la luz de la Luna.

De uno de los cipreses baja Salvador Dalí. Mira en dirección al Poeta. Le dice adiós con la mano y

se va.

De un segundo ciprés baja Luis Buñuel. Al llegar a tierra, mira al Poeta, le dice adiós con la

mano y se va.

De un tercer ciprés baja el Ciudadano Anónimo. Se acerca al Poeta, que aún busca en los

bolsillos. Da una vuelta a su alrededor como queriendo asegurarse de algo. Cerrado el

círculo, lo señala con un dedo mientras mira en dirección a los tricornios.

El Poeta por fin encuentra lo que buscaba. Lo saca y lo muestra. Es una navaja, que atrapa la

luz de la Luna y se la estampa en el rostro.

Suena la descarga de una ejecución.

Los ojos no muestran ningún tipo de interés por lo que pasa en escena y se cierran.

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