MAGDA FOLCH, LA MIRADA IMPRESIONISTA

Mirada impresionista que mira con los ojos entrecerrados, igual que la mirada lejana que gusta a los artistas: Apaga los defectos de los detalles y permite apreciar las totalidades sobre las que imprimimos nuestros propios subrayados.

Friederic Niezsche

No sabíamos casi nada de Magda Folch como artista, porque a pesar de ser muy abierta a los discípulos, personalmente era muy reservada. Nos enseñó a mirar, y a no confundir lo que conocemos con lo que vemos, y nos transmitió una manera de observar, a través de su mirada. Siendo alumno suyo en la antigua Escuela de Arte de la Diputación de Tarragona, hoy Museo de Arte Moderno, tuve la fortuna de conocer algunos de sus trabajos de los últimos años, ahora me siguen pareciendo magistrales.

Así que hemos ido descubriendo obras de los diferentes períodos de su trayectoria, se ha ido haciendo evidente su evolución. Nacida en Reus en 1903, se inició en el dibujo y en la pintura con la práctica académica, habitual en las escuelas de arte de comienzos del siglo pasado, para más adelante bordear el simbolismo influenciada por la “Escuela de Figueres”, que recibía el impulso de Josep Puig Pujades y de Salvador Dalí. Pinturas y dibujos, que he nombrado “preciosistas”, en los que se hace patente el estudio de los volúmenes y la densidad de cada uno de los elementos pintados. Progresivamente los sienas académicos fueron dando paso a los verdes, matizados, frescos y vitales, verdes lorquianos que parecen latir en medio de las gradaciones de color, cada vez más osadas. Es a partir de su estancia en Ibiza, en los años sesenta, que todo a su alrededor estalló en luz y agilidad: “Como si me hubiera quitado un vestido de invierno”, decía Magda.

Pasó de prestar atención a toda la obra, a hacerlo exclusivamente en puntos estratégicos. A menudo crea grandes planos que por el hecho de estar perfectamente integrados no son demasiado evidentes, que acercan su trabajo a movimientos más radicales, esto hace que determinadas obras no estén tan alejadas de las tendencias imperantes en la época de su creación, como pueda parecer a primera vista.

El suyo es un concepto muy personal del impresionismo, si se quiere, tardío, o como también se suele decir, fuera de época. Extraordinaria pintora de retratos, entre los personajes pintados, ya fueran por encargo, amigos o familiares, se deslizan algunos que pertenecen a los mundos marginales, también cultivó los motivos florales con un tratamiento de alto nivel, la naturaleza muerta, que a menudo incluye elementos cotidianos y domésticos y el paisaje. En el retrato, la presencia del personaje trasciende hasta el punto de que parece situarnos ante la inquietante esfinge. Los dibujos de línea pura, que Arnau Puig nombra “caligráficos”, son de una gran sutileza y de una maestría innegable.

El Museo de Arte Moderno de la Diputación de Tarragona y el Museo de Reus, presentan dos exposiciones simultáneas, y un libro de la colección Tamarit: “Magda Folch, la mirada impresionista”, prologado por Daniel Giralt-Miracle y José Corredor Matheos, con un texto de mi autoría, y la biografía a cargo de Carme Puyol, publicado por Viena Editorial. Resultado de una propuesta de búsqueda y de investigación y fruto de más de dos años de trabajo.

Magda Folch, artista, docente, madre y esposa del catedrático de Filosofía Emili Donato, vivió en un tiempo que si bien fue complicado para todos, fue más conflictivo para los vencidos de una guerra civil, y de aquella larga dictadura. Un tiempo en el que el solo hecho de ser mujer era un estigma en el mundo macho de las artes plásticas. La artista, lo expresa sin tapujos en algunas de las entrevistas publicadas en los medios de comunicación, realizadas con motivo de sus exposiciones en Barcelona.

El Museo de Arte Moderno, celebra el 40 aniversario de su fundación con un ciclo de exposiciones dedicadas a la mujer artista: “Femenino plural”, de las que esta muestra es la primera. Una selección de las obras de Magda Folch que hemos considerado esenciales. Técnica y pasión, que no manera o fórmula, y una mirada que sigue siendo un enigma que nos conecta con la pintura de todos los tiempos.

Josep Maria Rosselló

Título de la ilustración adjunta: “ Anna acostada en el sofá verde”

Inauguración de la exposición en el Museo de Arte Moderno de la Diputación de Tarragona, el 10 de Marzo del 2016.

Inauguración en el Museo de Reus, el 11 de Marzo del 2016.

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