ARTEBISE, EL CUADERNO PERDIDO
—————————————————————————–Paso de cebra——————————-
En 1995, ante una eventual exposición en París, preparé un cuaderno monográfico, el único
hasta aquel momento, con dibujos sobre la vanguardia francesa de principios del siglo pasado,
que nombré “Artebise”. Un vocablo híbrido, un injerto de la palabra Arte y “Heurtebise”, el
nombre del ángel que acompañaba a Jean Cocteau desde el día que conoció a Picasso. En
el cuaderno aparecían múltiples escenas con imágenes de Edith Piaf, Nijinski, Jean Cocteau
y otros artistas de la época, así como algunos trabajos sobre “Parade”, un texto de Cocteau
convertido en teatro, con libreto de Apollinaire, decorados de Picasso y música de Erik Satie.
El caso es que el cuaderno, en manos de la persona inadecuada, nunca llegó a la galería de
París, ni me fue devuelto. Las excusas sobre esta y otras obras, se fueron haciendo eternas, y
aún hoy están en los tribunales. Al cabo de unos cuantos años, el cuaderno apareció deshojado en una
sala de subastas de Barcelona, no todo el cuaderno, claro, tres o cuatro hojas. Un coleccionista
que compró un par de ellas me contactó a través de la web, porque le parecía extraño
que detrás del dibujo que había comprado, hubiera otro de la misma calidad que no
estaba firmado. Amplié la imagen en el ordenador porque tenía dudas sobre la firma, porque
en un cuaderno nunca se firman todas las hojas, y bien, la firma que aparecía en el dibujo,
estaba estampada con un tampón, realizado a partir de una firma mía.
Nunca más la pesadilla fraccionada por la mano hambrienta de la gula, que hizo de lo que era un
relato completo, un discurso fraccionado, con la ambición de sacar dinero de ello. Aún no hace un mes,
me rondaba por la cabeza la idea de incluir los cuarenta y dos cuadernos de dibujo que tengo guardados
en casa, y que van del año 1989 hasta el 2013, en la donación de mi archivo y el archivo Art a las
instituciones de la ciudad, porque me obsesionaba la idea de que un día, los cuatro mil dibujos
que los componen fueran a parar al mercado, para su venta, si se llegaran a fraccionar
estos cuadernos.
Una llamada de teléfono del amigo Sebastià Machado, de Reus, me alertó de que en una
página web, salían a la venta un puñado de dibujos míos, todos de la misma medida. La
miré, y en efecto, había doce de las veinte hojas del cuaderno perdido. La web pertenece a un
respetable galerista, Joaquim Casadevall, de Montblanc. Lo llamé e inmediatamente
llegamos a un acuerdo de cambio, los cambios siempre han formado parte de las transacciones en el
mundo del arte, y suelen ser muy fructíferos, además me dijo que había vendido uno, a un ex-galerista
de Tarragona, un personaje muy simpático a quien conozco de hace tiempo, Àngel Anyor, con quien no
me costó nada llegar a un acuerdo. Gracias al azar y a los amigos, ahora al cuaderno parcialmente
recuperado se le añadirán algunos estudios previos que he conservado y las fotografías de lo que fue el
cuaderno al completo, y con este texto y algún dibujo nuevo, se convertirá en un libro de artista,
que se añadirá a la donación que ya he realizado a la Biblioteca-Hemeroteca municipal y al Museo
de Historia de la Ciudad, y la cesión de mi colección privada al Museo de Arte Moderno de la
Diputación.
——————————————————-Josep Maria Rosselló—————————————-