A LOS SANTOS Y A LOS NIÑOS, NO LES PROMETAS SI NO LES DAS

Desde que llevo una vida retirada de los eventos sociales, ya no recibo noticias más que de vez en cuando y procuro que no perturben mi tarea, ni me quiten el tiempo, tan necesario para realizarla. Pero últimamente, en el mundo entero hay un revuelo que parece no tener fin. La cultura, por el hecho de ser un reflejo y ser contemporánea de los eventos, sufre de taquicardia y estrés. Siento una algarabía que proviene de este vertiginoso carrusel, que ni los sólidos muros de mi castillo pueden detener. Desde la Concejalía de Cultura, en una entrevista publicada en el digital Tarragona 21.cat, que viene a ser como una especie de púlpito desde el cual se puede pontificar a placer, el concejal Sr. Josep Maria Prats, arremete contra toda la tarea realizada en Tarragona en los últimos cuarenta años, y sin ningún tipo de tapujos y con una autoridad irritante, después de haber cerrado el Teatro del Camp de Mart, y clausurado “El Teler de Llum”, cargándose de golpe el concepto de arte efímero, la emprende a golpes de espada contra los festivales, el REC de cine, y el SCAN de fotografía, así como con la programación del resto de teatros de la ciudad, y como si aún no fuera suficiente, contra los artistas, todos, a su parecer, carentes del nivel deseable. Un radical posicionamiento digno del más furibundo de los dadaístas. Si Arthur Cravan, Marcel Duchamp, Francis Picabia, Tristan Tzarà… y otros, hubieran podido leer su entrevista, como lo he hecho yo, Sr. Prats, le aplaudirían a rabiar.
¡Ah! Aquellos tiempos en que Picasso y sus compañeros, de madrugada, al salir de la taberna
gritaban: “¡Mueran los pintores bomberos!, mueran los pintores bomberos”, mientras Don Pablo sacaba su
pistola y disparaba unos cuantos tiros al aire, entre los aplausos de los amigos y el susto de los
vecinos.


Según he podido deducir, destilando las palabras del Sr. Concejal, hace cuarenta años que el rey va
desnudo, y nadie jamás ha osado decírselo. Ahora, de repente, una voz iluminada le ha hecho ver su
desnudez entre los harapos que durante todo este tiempo, a todo el mundo le parecieron sedas. Un
comportamiento radical, propio del Dadá, del cual el año pasado se conmemoró el centenario.
Justo en estas fechas en que estoy escribiendo el presente artículo, se celebraba por todas partes, como
este año “La noche de los Museos”. Yo presenté un documental: “Opus Dadà”, de Pep Escoda y
Carles Izquierdo, en el Museo de Arte Moderno de la Diputación, con la colaboración de Oriol Grau y
Mónica Lopez, de la extinguida “Sala Trono”, en la lectura del poema: “Empresa de demolición”,
encontrado dentro de una botella en la Playa del Miracle, publicado en un opúsculo realizado por Silva
Editorial. Hace un par de meses, en una visita concertada con el Sr. Prats, le regalé
un ejemplar, no querría que el contenido de este opúsculo, del poema en concreto, haya
sido el detonante que ha provocado el presente terremoto. Pero si así fuera, habría que considerar
que ha sido todo un éxito. Los posicionamientos dadaístas, son más bien propios de radicales artistas
adolescentes. Que hayan llegado a la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Tarragona. ¡Es un
triunfo!
Todo esto ha sucedido, mientras el extraordinario cantante de jazz portugués Salvador Sobral, con
una balada que es casi un murmullo y una interpretación al límite del escalofrío, pulverizando

todos los tópicos, ha ganado el festival de Eurovisión, y ha hecho realidad aquello de Dylan de que “Los
tiempos están cambiando”.
Conviene destruirlo todo para crear otra vez. No está mal. Pero hay que tener en cuenta que los
dadaístas, solo pensaban en que había que destruirlo todo, y en el breve tiempo de su
existencia, antes de ser engullidos por los surrealistas, nunca pensaron en realizar una nueva
creación, y no se dieron cuenta de que mientras estaban destruyendo, iban creando, porque son
dos acciones indisolubles, de la misma manera que lo son el ocio y la cultura. El Ayuntamiento
desea cultura de alto vuelo y propone un planteamiento cultural sólido. El ocio queda para el sector
privado. ¡Adelante!. Si hace cuarenta años las instituciones hubieran creado los puentes de colaboración
necesarios entre los dos mundos, probablemente las cosas habrían ido de otra manera. Ahora,
después de lo que ha llovido en los últimos diez años, dudo que quede una sola empresa dispuesta
a apostar por financiar la cultura. En todo caso, el deseo de llevar a cabo el proyecto de la “Red de
bibliotecas”, que ya he tenido el placer de escuchar en la voz de anteriores concejales de diversos
partidos, y nunca ha terminado de salir adelante, será bueno para el futuro de la ciudad. El hombre tiene la capacidad,
parece ser innata, de fabular. Ustedes, los políticos, desde la posición que les concede su
cargo electo, y con un sueldo garantizado, pueden hacerlo a jornada completa. Ahora, Sr. Prats, habrá
que ver si bajo su mando, la ciudad de Tarragona se convierte en punta de lanza de la cultura
contemporánea. Yo me vuelvo a mi castillo y miro el mar desde el balcón, esperando.

— — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — Josep Maria Rosselló 20/5/2017– — — — — — — — — — — — — — — — —

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