CRAI Campus Catalunya / Aula de Arte de la Universidad Rovira i Virgili
“EL CANTANTE / LA CANTANTE” (Una reproducción de esta obra se entrega anualmente como primer premio del “Concurso de cantautores de Gràcia” en Barcelona, antes en Tarragona). Técnica- Madera encontrada (Playa de La Gola del Ter, en Pals. Girona) Medidas- 23 x 10 x 9 cm. Museo de Arte Moderno de la Diputación de Tarragona. Data- TGN. 2008 Archivo fotográfico, Alberich fotografs
“LA NINA” (Una reproducción de esta obra se entrega anualmente como primer premio del Festival de cine y derechos humanos de Barcelona.) Técnica- Plástico, metal y madera policromados. Medidas26 x 10 x 7’5 cm. Data- TGN 2011 Diputación de Tarragona-Archivo fotográfico, Alberich fotografs
«En el caso de Tàpies, como en el de Rosselló, la mano que pinta, también escribe.»
Xavier Barràl i Altet«A mí, algunas obras de Rosselló me encantan por desgarradas y con regusto a entrañas, y las otras, con toda sinceridad, las detesto, las quemaría.»
Ricard Planas«De vez en cuando, Josep Maria se vuelve loco.»
Ricard Planas«Manifiesta su necesidad interior de expresar conflictos no resueltos en una sociedad pretendidamente estable.»
Rosa Ricomà Vallhonrat«Pone todas las cartas sobre la mesa cada vez que entrega su obra.»
Vinyet Panyella«Rosselló capta la atención de los amantes de las artes plásticas por su interna movilidad y por la reflexión a la que lleva el color.»
Josep Maria Cadena«Josep Maria Rosselló en la vida y en el arte deconstruye -en el sentido derridiano de la palabra- para crear.»
Antoni Sella i MontserratDel dibujo automático al objeto encontrado
Texto para una conferencia/exposición en el Aula de Arte de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, a celebrar el 2 de abril de 2014.
PRIMER PASAJE
Comenzaré aclarando el motivo. Los cómos y porqués del título que he elegido para esta acción que he nombrado “AVARAR”. Avarar, es el antónimo de varar, es decir que si -varar- en lenguaje marinero, quiere decir detener la nave en tierra o embarrancar, el simple hecho de situar la vocal –A- delante del verbo, le confiere el sentido contrario, y por lo tanto, avarar, es desencallar, sacar una nave a mar abierto. Conviene, en cualquier caso, no confundir con –Avatar-, palabra relacionada con la metamorfosis, y en los últimos tiempos con el cine fantástico.
La palabra AVARAR, apareció cuando en realidad buscaba otra en el diccionario, me cautivó, me pareció sugestiva y al mismo tiempo que resultaba explícita, ocultaba en su musicalidad, su significado. Igual determina un hecho producido por la intervención humana como por ese componente mágico nombrado -azar-, que suele actuar por libre y en el momento más inesperado. Bailaba, atrevida y juguetona, ante mis ojos como una mariposa blanca, pero vista a contraluz, era una mariposa negra, oscura, y producía la sensación de ocultar algo siniestro. Huyó por el balcón, empapada de luz, después la volví a encontrar, otra vez, en la calle, en las cuatro esquinas de la calle Mayor, cuando iba a comprar el periódico. Y al anochecer. A la hora azul del crepúsculo, volvió a casa, y quedó impresa en la primera plana de este texto.
Ahora, cuando tenemos la impresión de vivir en medio de un colapso, debemos tratar de encontrar la manera de avararnos para navegar otra vez. El mar, ahora tranquilo, ahora arrebatado, nos traerá fortuna y aventuras, nos traerá vida, como ya nos la ofreció en otros tiempos, y hacer un breve repaso mirando atrás, es una buena manera de tomar impulso y navegar. La historia, es algo más que un lastre que estamos obligados a arrastrar, y a veces, a repetir. La historia nos desvela las raíces de muchos de los hechos actuales, que a menudo se retroalimentan, o son dependientes por consecuencia kármica. “Avarar” nos sitúa en las primeras décadas del siglo XX, exactamente, ahora hace cien años, en la vanguardia de aquel París-Berlín del expresionismo, el cine mudo, los cabarets y el music-hall, y también de la Barcelona del “Parsifal” de Wagner, de la “Furtiva lacrima”, y la “Casta diva”, en el Gran Teatro del Liceo, donde también se hacían veladas de Circo, y bailes de Carnaval. “El cant de la senyera” en el Palau de la Música, y en el Paralelo donde fulguraban osadas estrellas del cuplé. Para establecer nexos entre algunas de las acciones de las primeras vanguardias y las de nuestros contemporáneos.
Sí, aquel “tout París” que aplaudía a Joseph Pujol, “Le Petomane”, aquel marsellés de origen catalán, famoso “flatuliste” del “Moulin Rouge”, que imitaba animales y tocaba “La Marsellesa”, haciéndose pedos. Es el mismo París que maravilló al mundo con la Exposición Universal de 1900, y donde en 1907 Picasso pintó “Les Demoiselles d’Avignon”, Matisse un año antes había pintado “La joie de vivre”, y Gustav Klimt, en la Viena de la secesión, pintó “El Beso”.
En 1909, Marinetti publica su “Manifiesto futurista”, en Italia, “Escandalizar llega a ser un lujo refinado, y radica el mayor riesgo en la voluptuosidad de ser silbado”. En 1913 Marcel Duchamp presenta en Nueva York su “Desnudo bajando la escalera”, y Charles Chaplin crea su personaje más representativo “Charlot”. El “Jazz” traspasaba fronteras, lo que aún era una música marginal, llena de ritmos primitivos, muy pronto acabaría en las salas de conciertos, sin perder ni un sorbo de su esencia. Comenzaba un siglo en el que todo lo que fuera nuevo, sería bienvenido.
En Alemania, la sustitución del viejo sistema imperial por la república de Weimar, sumió al país en una profunda crisis de valores y de pensamiento. Berlín vivía un período de intensa creatividad y experimentación. El cine expresionista con films de atmósfera neogótica como “El gabinete del doctor Caligari”, con Conrad Veidt como protagonista, o “Nosferatu” (Eine Symphonie des Grauens) de Friederich Wilheim Murnau, y el Cabaret, que vivía su esplendor con figuras como Claire Waldorff, hacía del travestismo un arte, tanto es así que se decía que en Berlín cualquier flor de noche, podía bien ser un hombre. Un buen espejo para ver lo que era el espléndido cabaret berlinés, que más adelante prohibirían los nazis, es tomar como referencia el clásico del cine alemán “El ángel azul” y su protagonista, la hada hechicera Marlene Dietrich.
En Barcelona, en el año 1903, justo cuando cierra puertas “Els quatre gats”, el local más emblemático del modernismo, que Pere Romeu, de Torredembarra, regentó con destreza durante seis años. Se desvanecieron las sombras chinescas, las representaciones de títeres, las veladas literarias y los conciertos de pequeño formato que se celebraban, así como las encendidas trifulcas entre los artistas en las tertulias. Picasso, este mismo año pinta “La vida”, la obra de mayor envergadura de toda su época azul. Vino a Horta de Sant Joan y a Gosol con su esposa, y se llevó a París, pintados, los paisajes que iniciaron la gran aventura cubista, y que son enseña de la vanguardia clásica. En 1909, Cataluña arde en la Semana Trágica, y las humaredas negras de los incendios se elevan cielo arriba llenando el cielo de hollín y los corazones de rabia. Y en la otra cara de la moneda, en el Paralelo, “La bella Chelito”, amante de Alfonso XIII, arrasa con el cuplé “La pulga”, buscando una pulga que se ha escondido y da saltitos entre los pliegues de su vestido, y haciendo, de paso, uno de los primeros “strip-tease” de la historia. En 1914, Raquel Meller, estrena “El relicario” en el “Dorée” de la Plaza de Cataluña, y al cabo de un año, “La violetera”, el cuplé que la haría famosa en Europa y en América, en el teatro Arnau del Paralelo. Del “Bataclán al “Molino”, resonaba un “fox-trot” inspirado en el dandismo, la extremada moda heredada de Oscar Wilde, que hacía estragos entre los artistas, “El vestir d’en Pasqual”, estrenado por Pepita Iris, no se grabó en disco hasta el año 1963, en la voz de la gran Mary Santpere.
SEGUNDO PASAJE
El director de cine Isaki Lacuesta, en la presentación de su film “Cravan vs Cravan”, dijo que no se trataba de una película Dadá, sino de un film sobre lo irrepetible.
Arthur Cravan: Sobrino de Oscar Wilde, nieto del canciller de la reina de Inglaterra, ex-campeón de Francia de boxeo, marinero en el Pacífico, poeta, ladrón de bancos en Lausana, rata de hotel, chófer de automóvil en Berlín, etc. Y probablemente, podríamos añadir a esta larga lista de oficios, el de primer “blogger” de la historia. Ahora hace cien años, dirigió la histórica revista “MAINTENANT”, de la que no más se editaron cinco números, todo un éxito entonces. Él mismo escribió íntegramente cada uno de estos cinco números, utilizando varios pseudónimos, la repartía a la salida del hipódromo, en el carretón de una frutería. Redactó la crítica de arte más feroz de la historia, que le costó ser encarcelado, cosa bastante habitual en el personaje. Se batió en duelo con Guillaume Apollinaire, por la publicación de un texto furioso sobre la pintora Marie Laurencin, que era su amante.
En el París de Debussy, Ravel, Stravinsky, Falla, Albéniz, Granados, Pau Casals, como un escalofrío a flor de piel, en la calle sonaba la mítica javá, “Mon homme” de Mistinguette.
Ahora, antes de que estalle un nuevo centenario conmemorativo, de estos que lo comprimen todo hasta dejarlo bien escaso, cuando no disecado. Les tengo que hacer saber que el 5 de junio de 1914, ahora hará cien años, Arthur Cravan organizó una velada memorable en la sala de las “Societés savantes” de París. Bailó, hizo boxeo, disparó algunos tiros al aire con su pistola, e hizo un gran elogio de los deportistas, que consideró superiores a los artistas, también elogió a los homosexuales, los ladrones del Louvre, los marginados y los locos.
Después hizo “performances” parecidas en América, en las que completamente ebrio, hacía “strip-tease”, hasta que entraba la policía y se lo llevaba arrestado. En Nueva York, Marcel Duchamp bajo el pseudónimo de Richard Mutt, presenta en la “Exposición de los independientes”, un urinario titulado: “Fountain”, el comité de selección del cual él era miembro, rehúsa la obra, y Duchamp dimite montando un escándalo. El día de la inauguración, en lugar de una conferencia, Arthur Cravan hizo un “strip-tease”.
En Barcelona disputó un ya legendario combate contra el Campeón del Mundo de los pesos pesados Jack Johnson, en la Plaza Monumental. Dicen que ambos de acuerdo, alargaron el combate hasta los dieciséis asaltos, porque sabían que los estaban filmando.
En enero de 1918, huyendo de la Primera Guerra Mundial, cosa que no era ninguna novedad para él, pues ya había desertado en varias ocasiones, se reúne en México con su compañera Mina Loy, contraen matrimonio, y como no tenían suficiente dinero para viajar juntos a Argentina, ella fue en tren, y él alquiló una barca de vela para hacer el viaje por mar. Siempre el mar. Nunca más nadie supo nada de él, una vez avarat desapareció sin dejar ningún rastro, en una última acción, ciertamente imprevista, en el golfo de México. Ella lo esperó siempre.
En Zúrich, en 1916 aparece el primer y único número de la revista “CABARET VOLTAIRE” dirigido por Hugo Ball, donde por primera vez sale publicado el nombre de “DADÁ”. Dadá, tuvo como padre, un abrecartas que se introdujo lascivamente y al azar entre las páginas de un diccionario Larousse, que le hizo de madre. Rompió su propio cordón umbilical con todo lo que le unía al arte del pasado, y quiso devolver a la palabra su verdadero sentido original. Los dadaístas redescubren al fulgurante poeta Arthur Rimbaud, muerto hacía veintiséis años, y este hecho y, el aire fresco que Arthur Cravan, había dejado entrar al abrir de una patada, la oxidada puerta del academicismo, le otorga los orígenes parisinos.
Una intensa crisis de valores, el estallido de la Primera Guerra Mundial, y la profunda rabia de aquellos jóvenes, les empujó a la destrucción. En palabras de Andrè Gide: “Dadá es una empresa de demolición”. Orden y Caos, Destrucción – Premonición. Fusión del arte con la vida, y hacer de cada instante una fiesta, la creación distanciada de la vida produce el arte convencional, de aquí que dadá en una actitud valiente, busque el remedio en la destrucción y haga de la destrucción un acto de creación. Dadá barre los encorsetamientos académicos y da pie a casi todos los movimientos artísticos del siglo XX. Su propaganda anticultural, contracultural, sus textos, y sus hechos, nacen de la honradez y del asco a la superioridad afectada de los intelectuales consagrados.
Las octavillas que se repartían en París en mayo del 68, estaban muy cerca del lenguaje violento de los dadaístas, incluso cuando nos invitan a la reflexión, para dar a las palabras su sentido real, utilizan un lenguaje que recuerda algunas de las canciones contestatarias de la Revolución.
En plena actividad dadá, entre los círculos marginales de los artistas parisinos ya se comenzaba a murmurar otra palabra mágica. “SURREALISMO”, ligada como a un invisible cordón umbilical a la escritura automática.
Pero a pesar de que ahora hablemos de ello, asumidas sus propuestas, no hay que olvidar que para la sociedad de su época, no pasaban de ser grupos subversivos prácticamente inexistentes, y es así que los rancios gustos académicos encontraban tierra abonada en una sociedad poco dispuesta a la aventura. En palabras del crítico de arte Santiago Amón “Se ha dicho, y no sin razón, que el dadaísmo de claro origen vitalista chocó en Europa con el “racionalismo burgués” y se ha omitido que el verdadero enfrentamiento se produjo con otros artistas de vanguardia”.
En Berlín, en 1919 la Escuela Bauhaus inicia sus actividades en Weimar. La actitud anarquista contra el arte y la burguesía se había radicalizado, provocada por la lucha de clases, y el desastroso final de la guerra.
Finalmente la mujer encuentra su lugar en el mundo del arte, las nuevas tendencias le abren el camino, sin ningún tipo de exclusión, y sin diferenciarlo del arte producido por el mundo macho. En Cataluña, la revista “L’Amic de les Arts”, publicada en Sitges, se hace eco de la vanguardia en las artes plásticas y literarias europeas, y abre las puertas a un nuevo mundo con los artículos de Josep Carbonell i Gener, Lluis Montanyà, J.V. Foix, y de los jóvenes y osados Salvador Dalí y Federico García Lorca. Publica el “Manifiesto amarillo”, con claras influencias de otros manifiestos publicados anteriormente en Francia, Alemania e Italia. En Barcelona las galerías Dalmau, se convierten en el referente del arte contemporáneo del primer cuarto de siglo. Es alrededor de estos años, que Joan Miró, el artista plástico fauve – surrealista por excelencia, pinta “La masía”, en Mont-Roig del Camp, y al cabo de un par de años la suite de “El Carnaval de Arlequín”. Salvador Dalí pinta, “La miel es más dulce que la sangre”. Foix escribe una recopilación de poemas que publicará más adelante y que titula “Sol i de dol”.
En Berlín, después de más de cuarenta ensayos se estrena “Pierrot Lunaire” Op.21, con música de Arnold Schonberg, sobre un poema de Albert Giraud. Una obra de estética expresionista, con la incorporación de una nueva manera de entender la dicción, “Sprechtime”, entre el recitado y el canto, algo que la sitúa en el dadaísmo, y entre los precedentes del surrealismo.
Dadà se alimentó de todas las culturas, bebió su propio brebaje hasta la total embriaguez, fue y es un revulsivo, no tanto solo para los artistas, sino para el hombre. Su carácter violento confunde, se vuelve inclasificable, y acaba devorándose a sí mismo. Tristan Tzarà, en el manifiesto de 1918, escribe: “Ha quedado demostrado que el medio más puro de dar prueba del amor al otro es comérselo.”
Un soldado alemán que había sido trasladado al frente ruso en 1915, durante la Primera Guerra Mundial escribió un poema titulado “Lili Marleen”, en los años treinta Norbert Schulze lo musicó, y es así como nació la canción que después cantarían miles de soldados tanto de un bando como del otro, durante la Segunda Guerra Mundial.
Muchos dadaístas, perdidos en la anárquica falta de normas, pasaron a formar parte de los adeptos al surrealismo. Marcel Duchamp, no: “El sistema más aceptable, es no tener ninguno, por principio.”
En Barcelona, en 1917 Francis Picabia publica la revista “391”, en colaboración con André Breton y el galerista Josep Dalmau, también se publicó en Nueva York, Zúrich y París. Con claras influencias de la neoyorquina “291” que publicaba Alfred Stieglitz, aparecieron diecinueve números hasta 1924. De tono agresivo, dadá tuvo importantes colaboraciones: Man-Ray, Marcel Duchamp, Tristan Tzara y Jean Cocteau. En palabras de Picabia, “El arte debe ser antiestético en extremo, inútil e imposible de justificar.
“Las tetas de Tiresias” (drame surrealiste), escrita como obra de teatro por Guillaume Apollinaire en 1903, se estrenó al cabo de un par de años, y fue un escándalo. Convertida en ópera por Francis Poulenc se reestrenó en 1947 en la Ópera – Comique de París. Es una ópera bufa con aires feministas, y antimilitaristas, con un evidente cambio de roles, masculino-femenino. Por primera vez se determina algo como “surrealista”. En palabras de Apollinaire: “Cuando el hombre quiso imitar el hecho de caminar, creó la rueda, que no se parece nada a una pierna. Y es así que hizo surrealismo sin saberlo”.
En Berlín, George Grostz hace dibujos cargados de una ácida crítica social, retrata la efervescente y marginal atmósfera de los años veinte, el período de entreguerras de la República de Weimar, el ascenso del nazismo, cuando aún, Berlín era una fiesta.
Es la época dorada de los Ballets Rusos, dirigidos por Sergei Dhiaguilev, con el mítico bailarín Nijinski. En 1917, Jean Cocteau escribe “Parade” por encargo de Dhiaguilev, con libreto de Apollinaire, decorados de Picasso, y música de Erik Satie, el estreno fue un escándalo monumental. Jean Cocteau, es otro de los artistas del dadá al surrealismo, que nunca perteneció a ninguno de los grupos, ni grupúsculos parisinos. Su poesía y su filmografía, así como sus dibujos, lo sitúan entre los grandes representantes del movimiento.
Se estrena en París, en 1925, la “Revue Noire” o “Revue Negre”, en la que una jovencísima Josefine Baker, bailaba con una minifalda hecha con plátanos que volvía loco al público. En el mismo año también se estrenó en Berlín.
En 1929 Luis Buñuel y Salvador Dalí, estrenan con gran éxito en el “Studio 28” de París el film, “Le chien andalou”, el hecho de que fuera un éxito, no complació nada a Dalí. Al cabo de un año estrenan “L’Âge d’or”, que esta vez, sí, provocó un escándalo antológico. En el vestíbulo se exponían obras de Joan Miró, Henri Masson, Max Ernst y Man-Ray, no quedó ninguna de entera, grupos de extrema derecha las destrozaron todas, y destruyeron parte del cine, mientras el público arrancaba las butacas y las lanzaba contra la pantalla en la que se proyectaba el film.
El poeta Federico García Lorca, emprende viaje a Nueva York a bordo de un transatlántico, huyendo del éxito sin precedentes que había obtenido su libro de poemas “Romancero Gitano”. En la gran ciudad escribirá la recopilación de poemas más poderosa del siglo XX, “Poeta en Nueva York”, y una de las obras más transgresoras de su teatro irrepresentable: “El Público”, escrito entre Nueva York y Cuba, obras que parecen estar marcadas a fuego por la tragedia del hombre moderno, y son un eco permanente de vanguardia.
TERCER PASAJE
AZAR—————ENCUENTRO—————-PASIÓN, definen de un modo u otro el surrealismo. Pero que nadie se equivoque, que nadie se diga padre, si rascamos un poco, encontraremos precedentes entre los poetas románticos, los pintores y poetas simbolistas, Arthur Rimbaud lo era, incluso entre los trovadores de los siglos XI al XIII, que transgredieron las normas al desvelar el lenguaje y el espíritu de la pasión. Guillaume Apollinaire le dio el nombre, André Breton se lo encontró. Consideró el automatismo como la clave suprema hacia lo maravilloso, pero tampoco él pudo escapar de la maldición: la destrucción, en este caso por exceso de dogmatismo.
La escritura automática, realizada en un estado de tránsito, probablemente tiene raíces que se aferran a las culturas arcaicas, pero a principios del siglo XX, está relacionada con las sesiones espiritistas que se realizaban en los selectos salones privados de muchas casas europeas, y sobre todo parisinas. De hecho, no buscaba otra cosa que allanar el camino entre dos mundos aparentemente antagónicos, el físico y el psíquico, sin ningún tipo de censura, conectar el oculto lado oscuro y el luminoso, y así abrir las puertas cerradas de la percepción, y por el mismo camino, del mismo modo, y con los mismos utensilios: papel y lápiz, surge como por arte de magia, el dibujo automático.
Caminar, sin rumbo, sin ningún destino, caminar. Mirar, observar, un talante propio de los surrealistas, como antes lo había sido de los románticos, de quienes sin duda son herederos. Y otra vez la fulgurante y errática presencia de Arthur Rimbaud, y aquellos poemas constelados y ardientes, que maravillaron a sus contemporáneos y continúan fascinándonos. Caminar, deambular. Asomarse a los cafés, a las tiendas, recoger maderas, piedras y desechos diversos en las playas vírgenes, y en los caminos, navegar a mar abierto, y a la deriva, en un inevitable comportamiento ligado inconscientemente al azar, en el que se hace evidente el extraño vínculo entre todas las cosas y uno mismo, en la búsqueda de algo maravilloso, inesperado, el azar, algo quizás no más intuido. “L’amour fou” de Breton. Es de aquí que nace el objeto encontrado, el tesoro, que en general no suele ser nada de excepcional, si no es para aquel quien lo encuentra, y que en un arrebato pasional se lo lleva a casa, quizás a escondidas, oculto bajo el abrigo, sin saber por qué, un hecho rodeado de misterio y de una cierta morbosidad que lo acercan al pecado. O… quizás es al revés, quizás es el objeto el que emana un mágico fluido, una chispa, y es él quien elige al artista que lo hará maravilloso a los ojos de los demás. Aquello que para cualquiera no pasaba de ser una birria, se convierte en una obra de arte.
El artista, si es diestro, respetando al máximo el hallazgo, debe ser muy cuidadoso en su manipulación, de modo que no dañe los rasgos esenciales que lo han cautivado, y la hacen tan preciada, rasgos que pueden verse arruinados por los excesos que provoca la pasión.
Ahora, la fotografía digital, con su inmediatez y su brillante resolución, nos permite prescindir del objeto original, y es así que pasará a formar parte de un archivo de hallazgos singulares, a pesar de que el objeto físico es el que atesora el magnetismo que lo hace especial. Esto no quiere decir que no sea posible captar fotográficamente, incluso lo más sutil, y transmitirlo. Man-Ray lo hizo y le dio al objeto vulgar la dignidad de obra de arte.
A veces, pueden pasar años, y el objeto encontrado, también el dibujo virgen, continúan siendo fascinantes, tanto, que el artista no sabe cómo, ni por dónde empezar a trabajar en él, por miedo a que pierda su magia inicial, lo mismo puede pasar con una mancha de color sobre un papel o sobre una tela, también al poeta, a veces puede ser que hasta al cabo de mucho tiempo no encuentre la palabra exacta que le dará sentido al verso, y al músico. Pero un día, quizás al borde del crepúsculo, o bajo un cielo radiante de estrellas, en cualquier calle, quizás a pleno sol, o bajo la lluvia, en cualquier conversación, o en cualquier revuelta, encuentra la manera, encuentra la palabra, el título, o la nota que se le había estado ocultando durante tanto tiempo, y la nave, finalmente varada, navega.
VAMOS AL INSTINTO, VAMOS AL AZAR, A LA INSPIRACIÓN PURA, A LA FRAGANCIA DE LO DIRECTO
————————————-Josep Maria Rosselló-, Noche de Reyes, 2014————————————-
BIBLIOGRAFÍA
“DADÁ, historia de una subversión”, Henri Béhar, Michel Carassou. Edicions 62,”Península”. Barcelona 1996.
“L’amour fou”, André Breton. Editions Gallimard, París 1937.
“Manifiestos del surrealismo”, André Breton. Ed. Guadarrama, colección universitaria Punto/ Omega 1975
“Sketch de la nueva pintura”, Federico García Lorca. O. C., 1928
FIN

Fotografías: Diputación de Tarragona. Archivo fotográficoMuseo de ARTE Moderno. Alberich fotografs














